“Los bautistas: ¿protestantes o evangélicos?”
Tomo VIII:149-152 [(Nov-dic 2013), 5-7]
Por: Dr. Donald T. Moore
La palabra “protestante” se ha usado para designar a los grupos eclesiásticos no Católico Romanos u ortodoxos. Históricamente Martín Lutero, Ulrico Zwinglio, Juan Calvino y otros del continente europeo dirigieron sus esfuerzos para corregir, reformar y protestar los errores de la doctrina y práctica del catolicismo romano contemporáneo de la Edad Media. En el Siglo XVI los protestantes destacaron las diferencias con los católicos de soli Deo (la sabiduría y gloria de Dios en contraposición con la soberanía eclesiástica papal), sola scriptura (la autoridad de la Biblia por encima de las interpretaciones oficiales papales y su tradición) y sola gratia (la vida eterna se recibe de Dios como un don gratuito por la gracia por medio de la fe y una justicia imputada de Cristo más bien que por las obras, los ritos y los sacramentos).[1] El término “protestante” fue utilizado por vez primera en la Dieta de Spira en 1529 en “Alemania” para designar los luteranos que estaban manifestando sus “protestas a las decisiones de la iglesia de Roma. Las iglesias ‘protestantes’ de la Reforma estaban formadas por los seguidores del luteranismo, calvinismo y zwinglianismo. La Iglesia Anglicana inglesa, hoy conocida por muchos como la Iglesia Episcopal,[2] nunca ha sido declarada universalmente una ‘protestante,’ “aunque la tradición no conformista dentro de esa iglesia (el puritanismo, los separatistas), sí ha hecho uso del término. La tradición protestante pasó por muchas fases en su siempre cambiante tradición.”[3] Las iglesias Católica Romana, la Anglicana y las protestantes tenían en común la unión de Iglesia y estado que implicaba y requería la práctica del bautismo infantil.
Los puritanos de Inglaterra atacaron “muchas facetas de la vida de la Iglesia Anglicana y cuestionaban la base bíblica de las vestiduras sacerdotales, el uso de los órganos” y las costumbres y “expresiones religiosas externas como hacer la señal de la cruz.” Además, el destacado puritano, Thomas Cartright (1535-1603), “atacó la estructura episcopal del gobierno de la Iglesia Anglicana, defendiendo en su lugar un modelo presbiteriano.” Estos no abandonaron la Iglesia Anglicana sino que lucharon duramente para ‘purificarla.’ Otros puritanos, como Robert Browne (1550-1633), optaron por la separación radical de la Iglesia de Inglaterra” y, por ende, fueron llamados separatistas.[4] Estos no se conformaron con la autoridad de la Iglesia Anglicana sino se establecieron iglesias independientes. Un ejemplo lo fue los Peregrinos que formaron una de las primeras colonias norteamericanas en el Siglo XVII y debido a su preferencia por la autonomía e independencia congregacional fueron llamados congregacionalistas.[5] Otros líderes fueron John Bunyan (1628-88),[6] C. H. Spurgeon (1834-92),[7] John Wesley (1703-91)[8] y Tomás Helwys (c. 1550-1616).[9] Algunos de sus primeros líderes fueron anglicanos, algunos de los cuales fueron ordenados anglicanos, pero influenciados por la teología calvinista de Ginebra y de los reformados protestantes.
En los países los católicos por siglos históricamente predominaba el término “protestante” que se ha usado de forma despectiva y peyorativa, dando énfasis a sus prácticas y doctrinas de herejía sectaria. Durante esos siglos el catolicismo unido al gobierno del estado condenaba, torturaron y ejecutaban a los llamados protestantes. Sólo a mediados del Siglo XX en el Concilio Vaticano 2 cambió su terminología a “hermanos separados.”[10] Por supuesto, los mismos protestantes a su vez en ocasiones abrazaron las tácticas de persecución católicas cuando dominaban y gobernaban un territorio o una ciudad.
La palabra “evangélico surge del griego que se traduce como “buena noticia” o “evangelio” y en general subraya la aceptación de la parte medular del evangelio cristiano bíblico. Normalmente se ha usado para referirse a los cristianos y sus iglesias que ostenten y dan mucha énfasis a ciertas creencias tradicionales y conservadoras. Incluyen, por ejemplo, la autoridad infalible de la Biblia, la naturaleza de Dios como soberano, santo, compasivo, personal y otras características; la humanidad pecaminosa y su caída en el pecado, la salvación por la gracia por fe en la persona, muerte, sepultura y resurrección de Cristo como el único medio de la salvación.[11]
Históricamente en Puerto Rico (y América Latina) las iglesias no católicas romanas han tenido una preferencia por el término “evangélicos” más bien que protestantes. Al principio del Siglo XX los misioneros y las denominaciones que llegaron primero a la isla decidieron unirse en 1905 en una organización que llamó la Federación de Iglesias Evangélicas. Esta Federación comenzó la famosa revista interdenominacional llamada “Puerto Rico Evangélico” que seguía publicándose hasta después de a mediados del Siglo XX. Más tarde la organización hizo modificaciones y se llamó la Unión Evangélica (1916); luego se estableció el Seminario Evangélico de Puerto Rico, lo cual perdura con ese nombre hasta el día de hoy. En 1934 la Asociación de Iglesias Evangélicas sustituyó la anterior organización interdenominacional y con el tiempo en 1954 esa Asociación reorganizó como el Concilio Evangélico de P.R.[12] lo cual con el paso del tiempo cambió su nombre a Concilio de Iglesias de Puerto Rico y por primera vez en más de un siglo de historia esa organización abandonó el uso de evangélico en el nombre y unificaba principalmente los primeros denominaciones no Católico Romanas que llegaron a la Isla. Contrariamente la antigua Asociación Caballeros Evangélicos de P.R. ha retenido el nombre hasta el día de hoy. Cabe señalar que los primeros bautistas que llegaron a Puerto Rico cooperaron con estas organizaciones evangélicas. A la vez los bautistas del Sur no llegaron a Puerto Rico hasta a mediados del siglo XX y nunca han participado en esas organizaciones ecuménicas.
¿Y porque la adopción del apelativo evangélico por tantos años? Se convenció al principio que evangélico era mucho más positivo y subrayaba un énfasis en la proclamación del evangelio de Jesucristo más bien que el término negativo de protestante lo cual subrayaba como énfasis principal la protesta contra la Iglesia Católica. Además, protestante fue el término despectivo y altamente peyorativo y negativo usado por los católicos insulares para referirse a estos hermanos. Por supuesto, hay que reconocer cierta influencia norteamericana también. Además, el término “protestante” fue normalmente el título oficial dado a las iglesias que comenzaron en el Siglo XVI pero todas las otras iglesias que se formaron después y en ocasiones siglos después no tenían como motivo principal la protesta contra la Iglesia Romana. De hecho, las denominaciones que se formaron en Inglaterra, como los no conformistas y puritanos y separatistas, nunca tuvieron como motivo principal atacar la Católica Romana porque se separaron de la Iglesia Anglicana. Su lucha fue en relación con esa iglesia estatal de Inglaterra que trazaba su origen al Siglo IV o V d.C. cuando llegaron los primeros misioneros del continente de Europa. Esto quiere decir que los Congregacionistas y los Bautistas y otras denominaciones que se originaron en Inglaterra no eran protestantes europeos en su origen, aunque es cierto que absorbieron, se nutrieron y fueron influenciados mucho por el gran reformador francés Juan Calvino de Ginebra y los reformados.
El reconocido escritor bautista Justo Anderson[13] afirma que los bautistas comparten ciertas doctrinas con la Reforma del Siglo XVI y los Grandes Despertares en EE.UU. siglos después. O sea, los puritanos ingleses comparten con la Reforma Protestante “la autoridad suprema y completa confiabilidad de la Biblia; la necesidad de fe personal en Cristo, o el nuevo nacimiento; y el imperativo de la proclamación, el evangelismo y las misiones.” La parte de la Reforma Protestante que aceptaron los bautistas fue del ala pietista y las “iglesias libres” caracterizadas por los Moravos y los Anabautistas o Anabaptistas. No obstante, hacia finales del Siglo XX la mayoría de los eruditos bautistas abrazaron una relación más estrecha con la comunidad creciente evangélica. Por eso no rechazaron la nomenclatura de evangélico. El teólogo Bautista del Sur James Leo Garrett en referencia a la Convención Bautista del Sur afirmó que “los bautistas del sur en cuanto a clasificación denominacional son Evangélicos… y afirman con fuerza el bautismo de los creyentes por inmersión, el gobierno congregacional, la cooperación denominacional, la libertad religiosa y la separación de iglesia y estado.”[14]
La conclusión contundente tiene que ser que los bautistas son evangélicos, y no protestantes, a pesar de que un creciente número de personas hoy en Puerto Rico prefieren no identificarse como evangélicos, inclusive algunos bautistas, pentecostales y carismáticos que históricamente nunca se separaron directamente de la Iglesia Católica Romana u Ortodoxa. No obstante, existe una tercera opción que vocalizó el año pasado el presidente del Seminario Bautista Teológico Sudoeste cuando reveló el propósito de una conferencia reciente sobre los anabautistas (anabaptistas): “Los anabautistas de la Reformación tienen mucho que enseñar a los bautistas contemporáneos…. Lo… de consecuencia por los bautistas contemporáneos es la cuestión: ‘¿Con quiénes vamos a identificar y a quiénes vamos a imitar?’ Dado el hecho de que los bautistas no bautizan infantes u otras personas que no tienen fe y que nosotros atesoramos el concepto de la Iglesia Libre y la libertad religiosa en general, el futuro sólo es atractivo si los bautistas se identifican con los anabautistas e los imitan. La tendencia corriente en la vida de los bautistas y de los Bautistas del Sur es identificarse con la fe Reformada lo cual es un paso gigante hacia atrás y tiene que ser resistido. ¿Por qué los bautistas van a identificarse con aquellos que anteriormente los perseguían y daban información errónea acerca de ellos? Que Dios bendiga el renacimiento del anabautismo entre los Bautistas del Sur hoy.”[15] De manera según el presidente de ese Seminario queda una tercera opción para los bautistas que no sea protestante o evangélica.
(SD Bapt evangelicos)
[1] James K. Walker, The Concise Guide to Today’s Religions and Spirituality, (Eugene, Oregon: Harvest House Publishers, 2007), 260-261.
[2] Ver “Perfil de la Iglesia episcopal,” Las Doctrinas Sanas y las Sectas Malsanas VII:128-1230.
[3] George A. Mather y Larry A. Nichols, Diccionario de creencias, religiones, sectas y ocultismo (Barcelona España, Editorial CLIE, 2001), 388.
[4] Mather, et. al., 389.
[5] Mather, et. al., 431.
[6] Ver “John Bunyan, un cristiano que venció la persecución,” DSySM VI:5-7.
[7] Ver “Charles H. Spurgeon: Gran Predicador y Pastor,” DSySM, VI:82-84.
[8] Mather, et. al., 350.
[9] Ver “”Cuatro Siglos de Testimonio Bautista,” DSySM VI:168-172 y “Los orígenes antiguos y modernos del pueblo Bautista,” V:50, 56-59 y 66-70; “Doctrinas bíblicas que confesamos,” III:67-82.
[10] Este término católico supone que todas las denominaciones cristianas que se formaron en el Occidente se separaron de la Iglesia Católica Romana pero no toma en cuenta la realidad de que la separación de los Bautistas, Congregacionalistas, Puritanos y “no conformistas fue de la Iglesia Anglicana” de Inglaterra. Además, algunos bautistas han trazado la historia bautista paralelo a la Iglesia Católica desde los tiempos de Juan el Bautista del primer siglo. Esta interpretación hace claro que los bautistas en su práctica bautismal y siguiendo la sangre de sus mártires, por lo menos, nunca formaron una parte de la Iglesia de Roma (ver J. M. Carroll, El Rastro de la Sangre (Little Rock, AR.: Editorial Central, 1966 y 1976). A. A. Davis amplió este librito posteriormente con el mismo título. En la actualidad esta postura de los “Landmark Baptists” no ha sido aceptada por la mayoría de los historiadores de las universidades y seminarios bautistas, pero sí formó parte de mi crianza en Palo Duro Baptist Church cerca de Amarillo, TX. y fue aceptado por B. H. Carroll, fundador del Seminario Bautista Teológico Suroeste de Fort Worth, TX.
[11] Walker, 138.
[12] Ver Donald T. Moore, Puerto Rico para Cristo: A History of the Progress of the Evangelical Missions on the Island of Puerto Rico (Cuernavaca, Mexico: Sondeos No. 43, 1969).
[13] Justo Anderson es autor de tres tomos sobre Historia de los Bautistas, Vol. I, II y III (El Paso: CBP, 1990).
[14] Justice C. Anderson, An Evangelical Saga: Baptists and their Precursors in Latin America (EE.UU.: Xulon Press, 2005), xxvi. Anderson cita a Garrett autor de dos tomos de Teología Sistemática.
[15] Benjamin Hawkins, “Anabaptists shape ‘Purpose Driven” pastor, Southern Baptist churches,” Southwestern News (Spring, 2012), 48.